Las consecuencias macroeconómicas de aumentar el salario mínimo
El estudio plantea que la modificación del pago influiría en la acumulación de capital, la distribución de sueldos y el empleo.
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El reajuste del salario mínimo es una discusión recurrente a nivel global, independiente del color político del gobierno de turno. Si bien esto podría ser catalogado como una medida populista –debido a la constante disconformidad de la población por el monto de los sueldos-, es una materia que siempre está en boga y que centró el estudio de los académicos Sofía Bauducco y Alexandre Janiak.
Janiak, Ph.D. en Economía de la francófona Université Libre de Bruxelles, y profesor asociado del Instituto de Economía de la Pontificia Universidad Católica, explicó a DF que la investigación estudia el alza del sueldo mínimo “en un modelo de búsqueda y emparejamiento tipo ‘empresa grande’” de Estados Unidos, las cuales pueden contratar varios trabajadores y de distintos tipos.
Esta metodología dio paso a resultados empíricos sobre el efecto de esta modificación en los salarios, que se vieron reflejados en la acumulación de capital, la generación de trabajadores más productivos, la distribución de sueldos –que reduciría desigualdades- y el empleo.
El académico detalló que “un aumento moderado en el salario mínimo no tiene efecto en el empleo, aunque podría tener incluso efectos positivos”, pero advirtió que “el impacto se vuelve nocivo si el aumento es demasiado grande”.
Esto último fue comprobado por los investigadores mediante el experimento de aumentar la cifra del salario mínimo por hora de US$ 7,25 a US$ 10, en base a lo que propuso el expresidente de EEUU, Barack Obama, en 2016.
Al realizar ese ejercicio, descubrieron que si bien el stock de capital tendría un incremento, el empleo caería en 2,8%. Pero, al aplicar un alza a US$ 9, “sería menos dañino para la economía estadounidense: permitiría tener un impacto similar en el capital y la producción, sin perjudicar el empleo”, aseguró Janiak.
Constantes reajustes
Consultado sobre el efecto que podría tener el estudio aplicado en Chile, Janiak explicó que “es difícil sacar conclusiones directas” debido a que “el modelo predice qué aumentos moderados en el salario mínimo incentivan la acumulación de capital físico y, por lo tanto, incentivan la contratación de trabajadores”, agregando que “aumentos demasiado fuertes tienden a perjudicar el empleo, dado que el trabajo se vuelve muy costoso”.
Eso sí, hizo hincapié en que “llama la atención que el salario mínimo en nuestro país haya subido tanto en los últimos cinco, diez años, sin que el país haya sufrido un aumento en su tasa de desempleo a pesar de la desaceleración mundial y la caída en el precio del cobre”.
Al respecto, el Ph.D. en Economía de la Universidad de Toronto y académico de la Universidad Diego Portales, Brian Tavares, dijo a DF que “el mecanismo de un salario mínimo más alto que conduzca a una mayor adquisición de capital puede ser aplicable a la economía chilena, especialmente en industrias con grandes empresas”.
Sin embargo, especificó que la forma en que se fija el salario mínimo es diferente en ambos países: “En EEUU se fija por hora, mientras que en Chile, mensualmente. Esto puede parecer una pequeña diferencia, pero significa que hay mucha más flexibilidad en EEUU”.
Tavares explicó también que “si el salario mínimo sube, las empresas pueden reducir las horas de sus trabajadores como respuesta (en lugar de despedirlos) y mantener un salario mensual similar” o de una vez, desvincularlos. “Esto significa que las políticas de salario mínimo generalmente tendrán un efecto mayor en la economía chilena que en la de EEUU”.